Porque el mundo cambia más deprisa que cualquiera pueda imaginarlo, los políticos se niegan por egoísmo o por dogmatismo a reformarlo. El sistema democrático español valora libertades sin igualdad/solidaridad y esto no puede funcionar sin quejas, sin indignaciones, ni sin luchas. Separar los dos conceptos es llevarnos a la dictadura que sea el ultra-liberalismo de hoy o los diferentes extremismos de ayer.
gloriosode la inquisición. Las encuestas destapan una realidad nada halagüeña para la Iglesia católica en España. Sólo 27 por ciento de los españoles declara ser católico practicante. Y su número disminuye uno por ciento cada año.
Recientemente, en TV, un joven cachorro de la ultraderecha se quejaba de que la Policía Nacional no les había permitido –a él y a otros “Pro Vida” que pretendían acampar en Sol, como sí lo hacían los “indignados”- acceder a dicha plaza. Por lo que se sentían discriminados, tratando de “abortista” a todo aquel que no estuviera de acuerdo con ellos.
