LQSomos. Jesús Burguera*. Agosto de 2011.
No es de extrañar, pues, que esos políticos se desesperen para mostrar que siguen siendo útiles (y obedientes) al dinero.
Para entender la “propuesta” de reforma de la Constitución o cualquier otra ocurrencia que pueda surgir, que surgirán, en las próximas semanas, conviene primero volver muy rápidamente a lo ocurrido en los mercados durante el mes de agosto.
Hace poco nos preguntábamos si no estaba llegando “la hora de la verdad”. Fue publicarlo y a los dos días se desató la tormenta. Hemos vivido un mes de agosto excepcionalmente agitado. Primero, exigencias de subida en la rentabilidad de los bonos soberanos, con picos muy altos en los cds y los diferenciales de deuda con Alemania, ataques a la deuda de Italia, España (además de Grecia, Portugal e Irlanda) e, incluso Francia, y ataques al euro. Después, los mercados de acciones se han desplomado entre un 10 y un 20%, con los bancos a la cabeza.
¿Qué ha pasado?
Parece, y esto es nuevo, que los mercados se han revuelto violentamente contra los políticos. Eso es lo que ha ocurrido en este mes de agosto. Y es importante porque no había pasado desde 2009.
¿Y por qué se han revuelto los mercados? Pues porque la casta política les había vendido que los brotes verdes estaban ahí, que lo peor había pasado, que se iba a crecer a un ritmo razonable y que, en ese marco de supuesto crecimiento, los países iban a poder pagar (o al menos reestructurar) su deuda y que los beneficios de las grandes corporaciones estaban asegurados para 2012 y 2013. Así, los tenedores de deuda habrían podido seguir transfiriendo los bonos incobrables (los griegos, por ejemplo) a los estados, que habrían tapado el agujero vía mayores recaudaciones ligadas a la actividad económica en mejora (IVA, esencialmente). Para eso sirven el Banco Central Europeo y el Fondo de Estabildad.
Este era el plan que los políticos estaban vendiendo. Pero el golpe ha llegado en forma de batería de datos económicos negativos. Crecimiento cero en Francia y muy débil en Alemania y USA, unidos a perspectivas menos claras en China y algunos signos de agotamiento en las burbujas de otros países emergentes (Brasil), sin olvidar por supuesto la quiebra de Grecia y la situación de casi-quiebra de Portugal y España, y, para colmo, la aparición en primer plano del verdadero problema de la deuda estadounidense.
Así que los mercados han interpretado que los políticos les habían mentido, se ha abierto paso la interpretación de que las castas políticas sólo van a lo suyo (el espectáculo que han dado republicanos y demócratas en USA ha sido otro ejemplo de ello) y sólo pretenden ganar tiempo. Los mercados se han dado cuenta que de recuperación nada, que una situación a la japonesa (con años -décadas- de estancamiento) es una posibilidad cada vez más real.
Entonces los mercados (el dinero) han sacado las uñas, las garras más bien, y se han puesto a exigir cosas. Cosas muy concretas.
¿Han visto las medidas de Berlusconi de un día para otro, la subida de impuestos en Francia, la convocatoria de elecciones anticipadas en España unas horas después de otra amenaza de Moodys? ¿Han visto la reducción del gasto impuesta en USA? Sí, claro que han visto todo esto. Los mercados han manifestado que estaban hartos y han exigido medidas. Medidas, no palabras. Ya. Y ya es ya, aunque estemos en agosto.
España no puede seguir gastando como gasta. Tres millones doscientos mil funcionarios, 8108 ayuntamientos, 17 autonomías, más de 600 asesores en nómina en La Moncloa, coches, guardaespaldas, corrupción a chorros… Nos estamos desangrando. Los mercados piden medidas. Se tomarán después de las elecciones. Los políticos, naturalmente, van a intentar que su situación no se va afectada, así que esas medidas irán exclusivamente contra los ciudadanos. ¿Han visto cómo PP y PSOE se han puesto de acuerdo en lo de la “reforma” como por arte magia? Ya conocemos la explicación.
¿Que hace falta “reformar” la Constitución para tranquilizar a los mercados? Pues se reforma.
¿Cúal es el mensaje que Zapatero, Rajoy y toda la casta política envía con esta “propuesta”?:
Vamos a reducir gastos. No os preocupéis, lo que debe España os lo pagará, intereses incluidos. Lo que habéis prestado a los bancos españoles tampoco está en peligro. Lo vuestro es lo primero, y si hay que recortar recortaremos en lo que sea, pero la deuda del Reino de España se devolverá. Y para que veáis que lo decimos en serio, lo ponemos en la Constitución, la reformamos, ponemos un techo de gasto, ponemos lo que haga falta, pero vosotros, por favor, seguid prestándonos, para que podamos seguir “funcionando”.
Hay que tener en cuenta que los políticos saben que su propia existencia depende en última instancia de esos mercados, del dinero, de quién les paga o les concede “préstamos” a fondo perdido. No es de extrañar, pues, que esos políticos se desesperen para mostrar que siguen siendo útiles (y obedientes) al dinero, aunque sus numeritos, declaraciones y “propuestas” sigan sin convencer a los mercados, como les ha ocurrido la semana pasada a Merkel y Sarkozy.
Aquí hay otro problema añadido, y es que los mercados internacionales se han dado cuenta de que el agujero es especialmente grave en las autonomías y que varias de ellas están en quiebra. Lo de las farmacias en Castilla La Mancha es un aviso de lo que va a venir. En este aspecto puede ocurrir cualquier cosa, incluyendo una implosión del Estado en su forma actual y la consecuente salida de algunas de ellas.
El problema de esta “propuesta” de reforma es que, como a todas las de Zapatero, se le ve el plumero. Tiene su toque personal. Se trata una vez más de palabras, no de hechos. Zapatero, con Rajoy dando palmas, pasa de las palabras habladas a las palabras escritas. Es decir a los mercados: No os preocupéis, el vencedor del 20N tomará las medidas que pedis, pero por favor, darnos ese plazo. No las podemos tomar ahora, no porque estemos en agosto, sino porque estamos en pleno periodo preelectoral. No sería conveniente. Os firmamos un pagaré. ¿Qué más queréis, si lo estamos poniendo en la Constitución? ¿Qué mejor pagaré?
Veremos lo que pasa. Da la impresión de que PP y PSOE no han captado completamente el mensaje de los mercados. Todavía no se han dado cuenta de que su palabra no tiene ningún valor, que es el mismo que tiene la Constitución.
Como, además, septiembre y octubre son tradicionalmente los peores meses en los mercados de deuda y de acciones, la cosa se va aponer al rojo vivo. Como los mercados vuelvan a tener la impresión de que los políticos no están actuando con la eficacia (desde su punto de vista) debida, lo que nos va a caer es una lluvia de fuego.
Habrá que abrocharse los cinturones.