LQSomos. Ramón San Geroteo Flores*. Agosto de 2011
Porque el mundo cambia más deprisa que cualquiera pueda imaginarlo, los políticos se niegan por egoísmo o por dogmatismo a reformarlo. El sistema democrático español valora libertades sin igualdad/solidaridad y esto no puede funcionar sin quejas, sin indignaciones, ni sin luchas. Separar los dos conceptos es llevarnos a la dictadura que sea el ultra-liberalismo de hoy o los diferentes extremismos de ayer.
Los indignados quieren ante todo hacer desaparecer las injusticias; quieren que el estado de Derecho cumpla con sus obligaciones humanas y sociales.
Los indignados humildemente, aunque no estén en desacuerdo fundamentalmente con ideologías izquierdistas, quieren pensar de otra manera la revolución en marcha y formar así sus propias síntesis para levantar la estrategia adecuada.
Los indignados quieren proseguir una marcha ofensiva, pero pacifica por todo el conjunto español y quizás mas allá.
Los indignados odian la falta de ética, de moral o de respeto del otro tan visible en nuestra sociedad, pero rechazan toda clase de radicalismo que comprometerían las reformas necesarias.
Los indignados luchan en contra toda clase de opresiones y de alienaciones; ya no quieren ver en su país humillados, hambrientos, analfabetos ni cadáveres en cunetas.
Hoy nuestra juventud está lista para entrar en la Historia de su propio país explorando nuevas formas de democracia con el objetivo de optimizar el bienestar de todos los ciudadanos; y cuando mira uno las propuestas, contemplamos que los indignados se apoyan sobre criterios claramente republicanos; el 15 M nació la República de los Indignados.
Esta claro que los Indignados se enfrentan al muro político rotundamente conservador; los sucesos son por supuesto complicados de interpretar pero comprobamos que esa complejidad se vé manipulada por una voluntad expresa de tergiversación, como manera de rechazar verdades muy costosas y no ver sufrimientos y pobrezas.
La España del siglo XXI es un país rico donde cada día hay mas pobres. Además, tengamos presente que los partidos políticos mayoritarios del conjunto español, apoyándose en la idea de que el pueblo español es diferente de los demás, llevan más de 30 años asustando a los ciudadanos al desarrollar la famosa teoría del caos con la hipotética reconstitución de los bandos que deshicieron España. Hoy en día, parece demasiado cómodo infundir el miedo y no cabe duda de que solo conviene a esa gente dejar al pueblo que sueñe con la sola oportunidad de ganar poder adquisitivo.
Pero esto ya no funciona. Así, este movimiento tiene legitimidad por la mera razón que lucha contra toda forma de explotación; pero no nos equivoquemos tiene, por su forma, poco que ver con las luchas que nuestros padres llevaron contra el franquismo. O sea que mucho tenemos, nosotros los republicanos históricos de cabello blanco, que aprender. Movilizarnos exige ante todo dejar en el vestuario del pasado ideologías dogmáticas con sus sueños, sus victorias y sus fracasos y ayudar sin ninguna exigencia a los acampados que suelen ser nuestros hijos y nietos como los de los otros.
También hay que recordar que la democracia española es átona, inaudible y ahora inaguantable porque arruinada por el capitalismo financiero, porque viviendo 30 años con el mito de la transición democrática y por fin, porque queda pendiente del clero más papista que nunca. Por eso los valores republicanos nunca salen a lucir; para esta gente están muertos. Hoy, los indignados han desenterrado dichos valores. Por eso no cabe duda, que es imprescindible recordar a los ciudadanos españoles los valores fundamentales y básicos de una autentica República y en eso, la bronca de los Indignados si que tiene que ver con el movimiento republicano de los años 30. Pues los valores fundamentales defendidos son los mismos.
Recordemos que en un autentica República:
Cultura, Educación y Salud son servicios públicos gratuitos e universales
- Nadie puede superar leyes.
- No puede haber seres inferiores.
- Los derechos humanos se imponen a todos, cuales quieran que sean las situaciones políticas o sociales.
- No se permite que unos pocos se enriquezcan a costa del empobrecimiento del pueblo.
- Ningún cargo se puede otorgar fuera del voto popular o de sus representantes.
- Nadie puede apropiarse, ni por sangre, ni por herencia, ni por dinastía, el derecho de encabezar el estado o tomar parte en el poder.
- Nadie puede superar leyes.
- No puede haber seres inferiores.
- Los derechos humanos se imponen a todos, cuales quieran que sean las situaciones políticas o sociales.
- No se permite que unos pocos se enriquezcan a costa del empobrecimiento del pueblo.
- Ningún cargo se puede otorgar fuera del voto popular o de sus representantes.
- Nadie puede apropiarse, ni por sangre, ni por herencia, ni por dinastía, el derecho de encabezar el estado o tomar parte en el poder.
¡Cómo no soñar con la Tercera República, la de los indignados!
Ramón San Geroteo Flores es descendiente del exilio francés
rsgcat(arroba)hotmail.fr
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