24 ago 2011

10 minutos, 8 respuestas

LQSomos. Zerimar Ilosit. Agosto de 2011

Venimos escuchando desde siempre pero con más ahínco últimamente, que el término “ateísmo” se ha vuelto tan estigmatizado en algunas partes del mundo y concretamente en USA, que al ser ateo resulta un total impedimento para algunas carreras, a empezar por la política, en un país que presume de “libertad”, “democracia”, eso sí, en el papel y de boca hacia fuera.
Según las encuestas, apenas un 37% de los norteamericanos votarían en un candidato de signos ateístas. Por otro lado puede ser que en nuestra conocida “piel de toro” haya esos porcentajes ya que la religión “oficial”, el catolicismo, tiene aún acaparado mucho poder, la prueba, ahora recientemente sobre la “entrada triunfal” del jefe vaticanista a Madrid y no precisamente en una borriquilla…

Es normal, allí, donde los derrochadores de democracia, el 87% de la población dice de que “nunca dudan” de la existencia de dios por lo que se imaginan que los ateos son intolerantes, inmorales y ciegos hacía la belleza de la Naturaleza, la “creada por dios”. En vista de estos hechos es importante derribar esas mitomanías.

LA IGNORANCIA DE LOS BENEFICIOS – Dicen que los ateos ignoran los hechos de que la religión es beneficiosa para con la sociedad. Los que subrayan eso parecen que nunca han notado que tales efectos no consiguen demostrar la verdad de ninguna doctrina religiosa. Además de eso, en la mayoría de los casos parece que en un principio la religión les está dando a las personas más razones para que se comporten bien, o tengan mansedumbre, ceguedad en la fe… Por otro lado la tan reiterativa moral. Con ella ayudan a los pobres para que no se preocupen de sus sufrimientos y aún ayudarlos a que crean en ese dios, pues él quiere que ellos reciban la recompensa en el cielo, de esta manera no lo tendría que castigarlos.

SIN BASE MORAL – Los creyentes alegan que los ateos no ofrecen bases para la moralidad. Si esas personas aún no han entendido que la crueldad en toda su amplitud es narrada en la biblia y corán, con seguridad no han descubierto nada, o no les interesan descubrirlo, o la fe no les permite verlo. Resulta que esos “sagrados” libros rebosan celebraciones de crueldades, tanto en humanos como en animales. Nosotros no sacamos la moralidad de las religiones. Decidimos lo que es bueno o malo recorriendo las intuiciones morales dentro de nosotros mismos y éstas refinadas por siglos de refección sobre las causas y posibilidades de la felicidad humana.

NO VEMOS SENTIDO A LA VIDA – Todo lo contrario. Son precisamente los cleros y seguidores los que frecuentemente se preocupan con la falta de sentido de la vida e imaginan que ella solo puede ser redimida por la supuesta promesa de felicidad por parte del personaje Jesús en el más allá. Los ateos están bastantes seguros en relación a la vida. Ella está llena de sentido al ser vivida de manera real y completa. Nuestras relaciones con aquellos que amamos tiene sentido ahora e infelizmente no duran para siempre.   

CULPADOS POR CRIMENES – Las personas de fe alegan con frecuencia que algunos estadistas de la historia humana fueron productos por parte de sus incredulidades. Pero en este punto se olvidan de las cruzadas, inquisiciones, guerras religiosas que duran hasta estos momentos, etc., queriendo ahí justificar que aquellos fueron peores, y ellos sí “angelitos”. Guerras, campos de exterminios, persecuciones políticas, etc., no son ejemplos de que ocurren cuando los seres humanos reniegan de los dogmas religiosos, en realidad y mayormente son dogmas políticos, sociales, nacionalistas, ambiciones capitalistas… 

LAS ARROGANCIAS – Cuando los científicos no saben alguna cosa ellos lo admiten. Si la ciencia finge saber aquello que no sabe, comete una falta muy grave ante la humanidad. Precisamente eso es la sangre vital de las religiones. Uno de los mayores discursos religiosos es con frecuencia con que las personas de fe presumen sus humildades, pero después a renglón seguido alegan saber concienzudamente sobre cosmología, química, biología, medicina, etc., más que cualquier científico especializado en la materia. Sin embargo, cuando los ateos necesitan considerar cuestiones sobre la naturaleza terrestre o del cosmos, ellos buscan respuestas y opiniones en las ciencias. Eso es arrogancia y no honestidad intelectual.

EL PAPEL DE LA CIENCIA – Hay quién aún dice que el ateísmo no tiene ninguna relación con las ciencias, por lo que están totalmente equivocados. Es la relación con la religión la que no encaja. Sin embargo es posible ser científico y aún creer en dios, pero no hay dudas de que un envolvimiento con los pensamientos o quehaceres científicos llevan a dudar, a la larga o corta, de los dogmas de la fe. Tomando como ejemplo a USA, casi un 90% de sus habitantes en general creen en un dios personal. Por otro lado un 93% de los miembros de la Academia Nacional de Científicos no creen, mismo que no todos ellos tienen libertad de manifestarlo por motivos obvios.

CERRADOS EN LA ESPIRITUALIDAD – Nada impide a los ateos de probar el amor, estaxis, arrebatos, temores, etc. Los que ellos no hacen son las afirmaciones injustificadas sobre la naturaleza de la realidad con bases en la espiritualidad. No hay deudas que muchos creyentes mudaron sus vidas para mejor leyendo la biblia y rezando. ¿Qué prueba eso? Prueba que ciertas reglas y códigos de conductas pueden tener un efecto profundo sobre la mente humana. ¿Tales experiencias positivas de los católico-protestantes sugieren la existencia del personaje dios? Ni remotamente, pues resulta que hindúes, musulmanes, judíos, sintoístas, etc., dicen tener las mismas experiencias o similares. La cuestión espiritualidad no es solamente patrimonio del cristianismo.

NADA EN EL MÁS ALLÁ – Los creyentes dicen que para los ateos no hay nada después de la vida y del entendimiento humano. Es obvio que no entendemos la totalidad del universo. Aún más obvio es que por medio de la biblia o el corán no reflejan nuestros mejores entendimientos del universo. No sabemos si hay vida compleja en algún lugar del cosmos, pero sí es posible que la haya. Si la hubiera, esos seres pueden haber desenvuelto una comprensión de las leyes de su naturaleza que exceda a la nuestra.

Los ateos pueden considerar esas posibilidades y admitir que si existen extraterrestres, los contenidos de los denominados “libros sagrados” de todas las religiones habidas, actuales o por haber, para ellos no tendrán nada de impresionantes. Desde el puto de vista ateísta las religiones del mundo banalizan las verdaderas bellezas de la inmensidad del universo. No es necesario aceptar nada con bases en pruebas insuficientes para llegar a hacer tales observaciones.

El clero y seguidores afirman que sus sagradas escrituras solo pudieron haber sido registradas mediante orientación de una suprema divinidad omnisciente. Los ateos son simplemente personas que después de leer esos libros, pues lo hemos leído para poder tener motivos de causa, consideramos esas afirmaciones absurdas.

Por eso encerramos estos comentarios con el siguiente acertadísimo pensamiento:
 “En las discusiones sobre los problemas de física, no se debería tomar como criterios la autoridad de los textos sagrados, sino más bien las experiencias y demostraciones matemáticas”. Galileo Galilei.