LQSomos. Nicola Lococo. Junio de 2011.
Tras haber escrito durante dos décadas contra la Prueba de Acceso a la Universidad vulgarmente conocida como “Selectividad” sin obtener el resultado apetecido de verla desaparecer por juzgarla enteramente inútil, superflua y antediluviana, he optado por posicionarme a su favor, para experimentar por una vez, su lado positivo, ahora que remoto queda en la memoria su mal recuerdo estresante, noches sin dormir, vómitos y es que no era para menos.
Mi crítica rotunda, se fundamentaba en que consideraba una auténtica contradicción examinar de nuevo a quienes hubieran aprobado el curso que precisamente capacita al alumnado para dicho menester, tarea para la cual, los profesionales de la docencia, dedican todo un curso lectivo que de pronto, por las buenas, en menos de tres días es puesto entre paréntesis, sospechoso de haber colado polizones intelectuales no merecedores de ingresar en la Universidad. Y ciertamente, a posteriori, los datos obtenidos pudieran hacer creer en su utilidad pues, edición tras edición, hay estudiantes que la suspenden, si bien hemos de observar que seguramente de convocarse una segunda prueba a cuantos hubieran aprobado la primera, también esta última arrojaría suspensos nuevos a los que apartar del camino e igualmente sucedería con una tercera y cuarta prueba que de continuo menguaría el contingente apto…y no conseguía explicarme cuál era el factor determinante para hacer una evaluación a los examinados de todo un curso académico ya aprobados y en cambio no realizársela, con mayor motivo, a quienes hubieran superado sólo las pruebas realizadas a todo corre-corre en tres días.
Pero con la objetividad que procura el no verme afectado ni como víctima ni como verdugo, ahora aprecio que seguramente el sistema docente que pagamos entre todos con nuestros impuestos es tan sumamente pésimo, que las propias autoridades no se fían de la labor del cuerpo docente contratado. Y así como, cuanto peor es el profesorado, mayor es el número de deberes que manda para casa, la Selectividad es más necesaria cuanta más baja es la calidad de nuestra enseñanza, la profesionalidad del profesorado y la capacidad intelectual de nuestra juventud. Porque ustedes me dirán, cómo lo hecho en tres días puede evaluar mejor todo un año de trabajo, si lo que digo fuera incorrecto. No obstante, aun aceptando que hoy la Selectividad es en este sentido más necesaria que nunca, no estaría de más que entre sus pruebas de aptitud figurasen explícitamente conocimientos impartidos por la institución docente en el denominado “Curriculum oculto” como pudiera ser la propia aceptación de la condición inferior o sometimiento al jefe, e igualmente incorporase habilidades de gran ayuda para el futuro, como aprender a vivir con becas y subvenciones o hacer las maletas.
En cualquier caso, deseo arrojar un poco de esperanza a todos aquellos desdichados que van a tropezarse en esta trampa académica del camino que han de afrontar como si de un “Rito de paso” se tratara, ante la cual, únicamente queda superarla o no superarla y que sentirán como un rotundo fracaso quedarse a las puertas de la Tierra Prometida; A todos ellos les digo que da igual a la primera que a la segunda, que el resultado, visto con perspectiva viene a ser el mismo – que se lo cuenten al brillante profesor en paro concursante de “Saber ganar Víctor Castro - y hasta su temprana derrota puede vacunarles ante el excesivo optimismo de aquellos otros que exultantes de su éxito momentáneo, seguramente se darán de bruces, tarde o temprano contra el muro de la realidad, de modo que, interiorizada la lección de saber perder, podrán digerir mejor en el futuro, las continuas frustraciones de la escuela de la vida para las que nadie prepara y que no tiene reválida alguna.