- Barbarie en Libia
Durante los últimos 7 meses hemos asistido a una nueva guerra de agresión de las potencias imperialistas contra un país soberano y miembro de la ONU.
Han sido 7 meses de bombardeos, de muertes, de matanzas, de destrucción, de saqueo y de preparación de la opinión pública mundial para asistir a la conquista de un país, al robo de sus recursos naturales, a la privatización de sus servicios sociales, a su división y refeudalización.
Todo ello, para complacer a unos políticos que habían decidido el destino de Libia, el objeto de sus apetencias, en una mesa de reuniones, a miles de kilómetros de ese país, y de espaldas a su ciudadanía.
De nada han servido las llamadas al diálogo y a la negociación, de nada han servido las rondas de contactos, de nada ha servido la mediación de la Unión Africana o de la comunidad de países de América Latina.
Los imperialistas, a través de su brazo armado, que es la OTAN, estaban decididos a acabar con la soberanía de ese país y repartirse sus riquezas.
El papel de la ONU, organización nacida al final de la II Guerra Mundial, y entre cuyas metas está acabar con las guerras y servir de auxilio en los procesos de descolonización, ha sido el de servir de cobertura legal y política a la aventura militar de los imperialistas. Las potencias agresoras han ido más allá de lo que recogían las resoluciones aprobadas por la ONU, y la ONU lo ha conocido de antemano sin hacer nada para impedirlo.
¿Se han defendido los derechos humanos para los que, según las resoluciones de la ONU, servían las operaciones militares de los países de la OTAN? ¿Se han salvado vidas con los bombardeos de la OTAN? Todo ha formado parte de una gran hipocresía que ha justificado y encubierto una guerra criminal e injustificable.
Desde que inició sus operaciones en Libia, la OTAN reconoce haber hecho casi 20.000 vuelos sobre el país. Por su parte, los “rebeldes”, a quienes la OTAN sirvió de cobertura aérea, entre otras tareas de apoyo, elevan la cifra de muertos durante el conflicto hasta los 50.000, incluyendo desaparecidos. La cifra de heridos superaría ampliamente a la de muertos. Los desplazados de la guerra de Libia se han dirigido hacia Túnez, Egipto e Italia. Los beligerantes han buscado suministro de armamento en otros países, y Francia ha reconocido oficialmente que ha suministrado armamento a los “rebeldes”, violando las resoluciones de la ONU.
Muchos países del mundo ya han denunciado las acciones de la OTAN en Libia. Algunos, como Sudáfrica, ya han pedido que el Tribunal Penal Internacional las investigue.
Por nuestra parte, denunciamos que la OTAN y las potencias agresoras contra Libia han cometido un genocidio contra el pueblo libio.
El pueblo libio ha resistido heroicamente la agresión, y sigue resistiendo, en unas condiciones que hace 7 meses nos hubieran parecido inimaginables: contaminación radiactiva en el territorio provocada por las bombas de uranio empobrecido, armamento abandonado, bombas caídas sin explotar, destrucción de ciudades y pueblos, del tejido social, económico y asistencial del país, incluyendo su Gran Río artificial que llevaba agua a las ciudades y convertía al desierto en una zona agrícola.
Con total cinismo, los países que han causado semejante destrucción se ofrecen, ahora, a reconstruir el país, para seguir enriqueciéndose a costa de ese pueblo.
- Fraude del referéndum de la OTAN
Los pueblos del Estado español fueron consultados en 1986 sobre la participación en la OTAN, después de una campaña electoral marcada por el miedo a una vuelta a la dictadura franquista. El referéndum fue rechazado en Euskalherria, Catalunya y las Canarias. En el resto del Estado, se acepto la entrada en la OTAN, con las tres condiciones que ponía el referéndum: 1ª No integrarse en la estructura militar de la alianza militar. 2ª No permitir el paso por nuestro suelo de aviones o barcos con bombas nucleares. 3ª Reducir, progresivamente, la presencia del ejército de Estados Unidos en nuestras bases. Ninguna de estas condiciones se ha respetado y, hoy, España forma parte de la estructura militar de la OTAN, los acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y España permiten el transporte de sustancias peligrosas en las naves norteamericanas, mediante permiso expreso, y Estados Unidos continúa utilizando nuestro país como base de operaciones militares en el extranjero.
De la misma forma que el sí con condiciones en el referéndum de la OTAN sirvió para que España se embarcara plenamente en la alianza militar, el sí con condiciones para la intervención imperialista en Libia de la ONU ha servido para que la OTAN destruya el país y favorezca un cambio de régimen.
- Gastos militares para fines sociales
Las consecuencias de la guerra imperialista y de nuestra participación en la OTAN también son perceptibles en nuestro país. Para financiar nuestra participación en la operación militar contra Libia, el Gobierno español aprobó una partida extraordinaria de 43 millones de euros, a la que hay que añadir créditos adicionales de 14 millones de euros cada mes.
En los últimos años, nuestro país ha realizado grandes inversiones en armamento de última generación: cazas Eurofighter, tanques Leopard, Fragatas F-100, submarinos S-80, etc, etc. La deuda acumulada por estas inversiones ha sido de 30.000 millones de euros. Para evitar el escándalo de estas inversiones, se camuflan como “I+D civil” y se realizan los pagos a los fabricantes a través del Ministerio de Industria.
A estos gastos hay que añadir los ocasionados por otras actividades, como las llamadas “misiones en el exterior para el mantenimiento de la paz”, que elevaron el gasto militar en el 2009 hasta los 26.647 millones de euros.
Después de que se hayan cumplido los 60 años de la OTAN, es hora de que digamos alto y claro: No a la OTAN. Salida de la OTAN de nuestro país. Fuera las bases de la OTAN de nuestro territorio. Y disolución de esta alianza militar.
El imperialismo es el estado mundial de la guerra permanente. Mientras atacaban Libia, iniciaban una escalada de agresiones similar contra Siria.
Amenazan el proceso de liberación y de autodeterminación de los pueblos en todo el mundo. Construyen bases militares en países colonizados. Utilizan sus ejércitos para presionar y someter a terceros países. Buscan consolidar el orden neoliberal de la economía mundial, garantizando que los países siguen atados al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, y que los bancos centrales sigan sirviendo a los objetivos de la deuda monetaria de Estados Unidos.
Se encargan de que aumente la brecha entre ricos y pobres a nivel mundial, de que las antiguas colonias sigan dependiendo económicamente de los países imperialistas, para que nunca tengan la posibilidad de alcanzar su soberanía económica y política, evitando que se rebelen contra la OTAN y el imperialismo, que devora sus recursos e impide su independencia.
Ahora, tras la canallada de la Reforma Constitucional, que blinda el techo del déficit público y concede prioridad absoluta al pago de la deuda y de los intereses cuando cada vez pagan menos impuestos los que más tienen, es un insulto a nuestra dignidad como pueblo que se estén gastando miles de millones de euros de nuestros impuestos en sembrar el dolor y la muerte en otros países. No podemos tolerar que se quite un euro de los gastos sociales públicos. ¡Exigimos que los gastos militares se destinen a satisfacer las necesidades sociales y los servicios públicos para todo el pueblo!
El grito ensordecedor que debe salir de nuestras gargantas por dignidad y por solidaridad internacionalista es:
¡NO A LAS GUERRAS IMPERIALISTAS!
¡SALGAMOS DE LA OTAN, YA!
¡GASTOS MILITARES PARA FINES SOCIALES!
Manifestación 24 de septiembre (19:00 h.): Glorieta de Bilbao – Ferraz 70
Convoca: Plataforma “No a la Guerra Imperialista”
Adhesiones: noalaguerraimperialista@hotmail.es