LQSomos. Zerimar Ilosit. Agosto de 2011
Hoy traemos este artículo concretamente relacionado con el cristianismo en Brasil, haciendo referencia al catolicísimo y protestantismo ya que ellos tienen sus divergencias como es lo normal en estas cuestiones de adorar al personaje Jesús. Por supuesto se podría decir que el protestantismo le ha pasado la pierna, o se la está pasando al catolicismo, aunque pudiera ser en menos proporciones en la Europa latina. Pero entre una por llevar dominando el país desde al “descubrimiento” y la otra por ser importada de USA, en algunos momentos parece ser que entre ambas tienen más “hinchas” que los equipos de fútbol al ser este considerado “deporte rey”.
Son dos historias muy diferenciadas, una reconoce que le han engañado, otra continúa aún dejándose engañar, pues resulta que muchas personas se salen del catolicismo para caer en el protestantismo, no es el caso de nuestro primer protagonista. Veamos la historia del personaje ex católico.
“Me llamo João Oliveiro. El proceder de una familia de católicos en un principio no desconfiaba de nada ya que existían personas felices e infelices en toda parte. Particularmente quede decepcionado cuando comprendí de qué debía tomar cuenta de mí mismo en este mundo tan traidor. La ilusión a la que me habían hecho acreedor de que un determinado dios bondadoso y sobre todo de que él tendría dedicación y desvelo por mí y por la justicia entre los hombres y que nos llevaría éstos sus hijos justos hacia una vida eterna y feliz, es por lo que por todo eso y mucho más me alimentó durante muchos años.
Me fue difícil enfrentar la realidad. Es como llegar a la luna y solo encontrar un desierto de polvo. Sin embargo, por otro lado la liberación de preconceptos, de la revuelta por la injusticias por parte de ese supuesto ser omnipotente se disiparon causándome un gran alivio; un alivio completo a pesar de todo. Resultó que yo ya desde entonces podía hacer mi propia justicia, mis propios juzgamientos de lo que es correcto o equivocado; aquello que yo creyese para que de esa manera sentirme más digno, más capaz, fuerte y conseguir que nadie exista superior a mí. Las responsabilidades aumentaron en las mismas proporciones, pero con la ventaja de que ya no pondré la culpa en nadie por lo que yo haga de cierto o equivocado. Aquello de que “fue dios quien lo ha querido o permitido” se terminó. Soy totalmente responsable de mis actos.
El siguiente alivio fue cuando dejé de ser un bobo, una persona endeble y sin voluntades propias, ahí asumí mí verdad, palpable, limpia, inteligente y lógica. Entonces dejé de ser una pieza en el ajedrez de los intereses manipulados por las reglas fabricadas para ilusionar y explotar la buena fe de mis semejantes y mía, amparados en la figura de un ser que jamás han visto porque nunca ha existido. Soy auto eficiente de que si llega el momento, sin yo provocarlo, de recibir una bofetada en la faz izquierda, pueda dar otra con mi mano derecha.
Por supuesto, llegó el momento de comprender todo lo ocurrido en la Tierra desde aquellas imaginarias fechas bíblicas. Los odios y disputas religiosas, las infelicidades de los llamados “excluidos” por lo que comprendí que todo era intereses y paré de colaborar en esa nefata institución. Me he librado de continuar recibiendo lavados de cerebros que venían ocurriendo desde las más tiernas de las infancias cuando, sin yo solicitarlo me hicieron creer en el padre celestial y toda su corte. Ahora soy yo mismo y esto me llena de orgullo por lo que tengo algo más de felicidad dentro del mundo cruel en que vivimos. Es pues que puedo decir que gracias a ese dios y sus acólitos representantes dentro de sus ineficacias, ineficiencias, flaquezas, inexistencias divinas, soy un hombre libre pensador, ateo, lo opuesto a ellos teo.
Las religiones son muletas necesarias para las personas endebles en sí mismas. Ellas son como los pájaros que nacidos y criados en jaulas no pueden disfrutar de la auténtica libertad. Los dogmas son las disciplinas llegadas de las machaconas palabras “sagradas”. Muchos creyentes se revolverían y buscarían la justicia por sus propias manos de formas enloquecedoras, desesperadas y arbitrarias si no tuvieran ese “consuelo” por parte de sus directores espirituales. Pero serían más felices si entendieran que la miseria por la cual pasan aquí en la tierra es todo lo que tienen, no las promesas en un más allá. Son como unos pobres infelices desde que nacen y le ponen el dogma bautismal, están excluidos de cualquier alegría material, palpable y terrenal. Por lo que no van a tener el consuelo o compensación de una vida diferente allí en la eternidad…
Mi opinión es que así sea para ellos y mientras tanto el clero haciendo su contribución incansable, enriqueciéndose y viviendo en la abundancia a costas de esas pobres gentes. Insisto, mejor para ellos, son felices a la espera de ese “paraíso”, yo no pude esperar…, me di cuenta que no existía tal arbitrariedad”.
La siguiente narración es de una persona que no encontraba la plenitud en el catolicismo por lo que en un momento crucial se pasó al protestantismo, para nosotros es como salir de lunes para caer en martes… Esta es su historia, pero no contada por ella y veremos en el transcurso de la misma el porqué no ha sido posible.
Era un día de fiesta. Una enorme excursión religiosa hacía parada junto a un río de aguas cristalinas, de las pocas que van quedando. Era el día de recibir el bautismo en la iglesia Pentecostal aquellos que hacía poco se habían adheridos.
El bautismo comenzó. Siempre penetraban a los fieles de espalda en las aguas y retirados de nuevo. Los congregados felices; muchas oraciones y deseos unos a otros de bendiciones por parte del Señor; cánticos en agradecimiento continuos a él. ¡Aleluya…! ¡Hosanna al Señor…!
Ahora le tocaba a María Aparecida. Ella estaba muy nerviosa con la corriente de agua… Pero el pastor de daba ánimos: ¡Adelante, Jesús te está esperando…! ¡Hoy es el mayor día de tu vida…! ¡Tú vas a recibir el bautismo del Espíritu Santo…!
La chavala se sintió más confiada en las aguas frías del río… El pastor la agarró y reclinó hacia atrás. Fue ahí cuando el pie de éste, dentro de la euforia bautismal, se apoyó en falso y resbaló perdiendo el equilibrio. El peso y la corriente hicieron que la muchacha se le escapara de las manos y ésta se sumergió por lo que no pudo cogerla más.
¡Socorro…! ¡No sé nadar…! La corriente se la llevaba… Un poco más adelante ella una vez más volvió a gritar y con gestos desesperados… Solamente su rostro, lo poco que se le podía ver, tenía una expresión desesperada y los brazos palpaban queriéndose agarrar a alguna cosa… Mientras tanto los participantes desde tierra gritaban: -¡Sálvenla…! ¡Dios mío sálvala…! ¡Jesús, si no la salva se va ahogar…!
Ahí, encorajado por el Señor, el pastor con solo la cabeza fuera del agua, partió en su rescate eufórico: ¡El Señor con sus poderosas manos va a sacarnos del agua! Debía estar pensado el religioso, pero que nada de eso sucedió, él mal sabía nadar para poder sustentar el equilibrio.
¡Oh Señor, sálvalos…! Gritaban en coro los presentes desde la orilla. Nada adelantó. Ambos emergían en medio de las aguas aún algunas veces hasta que desaparecieron totalmente. Los cuerpos fueron retirados de las aguas dos días después por la policía.
Pero ¿qué Señor es ese y qué clase de Dios es? ¿Es así que trata él a sus fieles en pleno día festivo del bautismo? ¿No es suficiente los también sufrimientos, los fulminados en terremotos, soterrados mismo en templos e iglesias asistiendo cultos divinos…? ¿O no existe ningún personaje de Dios-Señor?
¡Como sería interesante que esos creyentes del protestantismo, catolicismo, etc., se pusiesen a pensar en estos u otros “milagros” del Jehová bíblico o Jesús evangélico…! Pero eso nunca lo hacen, como lo hizo João Oliveiro de la narración anterior. Ellos, los cristianos en general dirán eternamente que: ¡Fue la voluntad divina! ¡Ellos eran ángeles y fueron llamados para el reino de los cielos…! Mientras tanto en los reinos de la tierra van engrosando sus cuentas bancarias…
Aunque cuando esta frase fue dicha aún el protestantismo en USA no era tan fundamentalista como ahora, conviene recordarlo para que veamos cómo han cambiado las cosas. Así mismo no olvidemos al catolicismo que también le sirve igualmente pues ambas tienen el mismo fin, ¡ENGAÑAR!
“Dios es un personaje tremendo, cruel, vengativo, caprichoso e injusto” Thomas Jefferson.