LQSomos. Héctor Marrese. Julio de 2011.
Ayer, después del acto electoral, escuchaba, no sin asombro, que había ganado la democracia. Creo que están equivocados, ganó la derecha (el fascismo): el neoliberalismo del consenso de Washington, las escuelas destruidas, la salud pública en crisis total, el Borda sin gas (el objetivo es realizar un emprendimiento inmobiliario), el olvido para los crímenes de la dictadura, el aporte vergonzante a las escuelas privadas (fundamentalmente católicas), la patoteada criminal contra los indigentes que duermen en las calles, etc., etc. etc.
En la primera elección necesitó de una discapacitada motriz (no fue casual colocar a la Michetti, para algo están los asesores) pero ahora, después de cuatro años de mal gobierno (¿dónde están las promesas: subtes, inundaciones, vivienda, etc., etc. etc.?) ni la necesitó porque desde hace un tiempo la pateó al rincón de los trastos viejos.
Yo no tengo una gran visión política, pero considero que no hay que hilar tan fino en los análisis porque así nos va. Obtuvo casi el 50 % de los votos y un gran porcentaje en la zona sur, debemos considerar que esta es la mentalidad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y de los de otras partes de nuestro país.
Sin hablar de las candidaturas testimoniales, de resultados en algunos casos vergonzantes, quiero referirme a mi nunca bien ponderado Pino Solanas, creo que para él llegó la hora de los hornos y debería tomarse el último tren, porque está en deuda (¿externa?) con todos los que en alguna oportunidad lo consideramos un referente; ¿le seguirá dando el monopolio el espacio que desde hace un tiempo le tiene reservado?, seguramente sí para que refuerce en la segunda vuelta al macrismo.
Antes de que comiencen las críticas a estas líneas, tengo claro que el FPV no es la revolución social, no es el antiimperialismo, no es el socialismo (seamos honestos, nunca lo prometieron), pero por ahora es lo único medianamente válido (sacando a los impresentables que también lo conforman) frente a las demás opciones de la oposición. O puede confiarse (si alguno lo sigue haciendo, en los radicales que junto a la "desequilibrada" gozaron con el triunfo de Macri, por señalar a lo que teóricamente resultaría más "potable" de ese espacio).
Después de lo de ayer, y, considerando que pueda significar un espaldarazo para Macri en sus pretensiones presidenciables futuras, me terminé de convencer que no sólo votaré por Cristina (no lo haré por Scioli, uno de los impresentables) sino que además colaboraré para que triunfe en primera vuelta y deseo fervientemente que gane por afano, ya que, al faltarnos algunos años para la revolución socialista, en estas circunstancias no veo otra opción. Opción para la que hay que trabajar si queremos seriamente en la necesidad de cambios que nos lleven a la liberación definitiva en el marco de la unidad latinoamerica.
Lanús, 11 de julio de 2011