5 jun 2011

Es hora ya de acabar con los Premios Príncipe de Asturias y los que otorga la Fundación Premios Rey Jaime I


LQSomos. Antonio Marín Segovia. Junio de 2011.

El poeta y trovador canadiense Leonard Cohen recibe 50.000 euros al ganar el Premio Príncipe de Asturias. Aquí, en la Comunidad Valenciana, donde atan los perros con longanizas, los premiados por la Fundación Premios Rey Jaime I, que dirige el Sr. Santiago Grisolía, reciben el doble: 100.000 euros totalmente libres de impuestos.


En una situación de grave crisis económica como la actual, donde la precariedad se extiende y afecta a todos los ámbitos, sería altamente ético y recomendable que los galardones y premios se anulasen. No es de recibo que los poetas, músicos, investigadores españoles y valencianos tengan que malvivir en su tierra o emigrar, mientras observan cómo son premiados extranjeros por fundaciones con nombres de monarcas y príncipes.

Evidentemente, todos ya sabemos muy bien para que sirven las fundaciones y los premios. Ciertamente los premios no sirven para reconocer el trabajo meritorio y exitoso de los mejores. No. Los premios sirven para favorecer una red clientelar y vender una falsa imagen al exterior, a otros países.

Si uno habla con jóvenes investigadores, con becarios, con músicos, escritores... podrá conocer la triste realidad que esas fundaciones ocultan intencionada y perversamente.

Los premios Jaume I tienen mayor coste que los Premios Príncipe de Asturias, a la vez que su resonancia internacional es ridícula. Y eso que el Sr. Grisolía ha invitado a 19 premios Nobel, cuyo coste inicial asciende a unos 500.000 euros según ha declarado el eterno Presidente del inoperante Consell Valencià de Cultura y también Presidente de la Fundación Premios Rey D. Jaime I

En las actuales circunstancias de feroz crisis y de precariedad, donde los cerebros jóvenes y los emprendedores y creativos tienen que emigrar a otros países para poder sobrevivir, es un insulto y una falta de respeto seguir convocando y otorgando premios millonarios a personajes extranjeros.

Los que escribimos y nos dedicamos desde siempre a las Bellas Artes, sabemos bien que la mejor forma de obtener reconocimiento es tener lectores y público sensible y con espíritu crítico. Los premios, se llamen Príncipe de Asturias o Jaume I, son una gran farsa, alimentada y sufragada por las instituciones públicas, para crear una red clientelar y fomentar la adulación mutua entre intelectuales y políticos, vendiendo al exterior una imagen falsa de progreso, innovación, cultura...

Hoy más que nunca, hace falta que el mundo de la ciencia y el universo de las artes y las letras, mantenga una total independencia del Poder, de las Fundaciones, de cualquier institución pública, organismos obsesionados en obtener el aplauso y la adulación de músicos, poetas, investigadores... para así tapar sus carencias y miserias.


NOTA:

La candidatura de Cohen se impuso a otros 32 procedentes de países como Argentina, Francia, Austria, México o Reino Unido en una categoría en la que en otras ediciones se ha premiado a autores como Paul Auster (2006), Arthur Miller (2002) o Günter Grass (1999).

Este es el quinto de los ocho premios Príncipe de Asturias que se conocen este año, después del de Investigación Científica y Técnica, que recayó en los neurocientíficos Joseph Altman, Arturo Alvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti; el de Comunicación y Humanidades que fue para la Royal Society of London; el de las Artes, que distinguió al director de orquesta italiano Riccardo Muti; y el de Ciencias Sociales, concedido al psicólogo estadounidense Howard Gartner.

Los premios, que se entregan en otoño en una ceremonia en Oviedo, la capital asturiana, están dotados con 50.000 euros y una escultura del artista catalán Joan Miró.

Los premios Rey Jaime I fueron creados en 1989 para favorecer el acercamiento en estudios e investigación, entre las distintas entidades científicas y las empresariales para la promoción de la investigación y el desarrollo científico en España. Los premios son otorgados por la Fundación Premios Rey Jaime I, constituida por la Generalidad Valenciana y la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados con el fin de consolidar e impulsar los premios. Son de ámbito nacional, de convocatoria anual y cada uno de ellos está dotado con 100.000 euros, medalla de oro y diploma además formarán parte del Alto Consejo Consultivo en Investigación y Desarrollo de la Presidencia de la Generalitat Valenciana con el fin de asesorar a la Presidencia de la Generalitat Valenciana en materia de investigación, desarrollo e innovación tecnológica.

El primer año de su creación sólo era en el área de Investigación, posteriormente, se fueron agregando áreas como son: Investigación Básica, Economía, Investigación Médica, Protección del Medio Ambiente, Nuevas Tecnologías, Urbanismo, Paisaje y Sostenibilidad.

Entre los miembros del jurado cabe destacar:
Werner Arber, Premio Nobel de Medicina 1978; David Baltimore, Premio Nobel de Medicina 1975; Baruch Blumberg, Premio Nobel de Medicina 1976; Steven Chu, Premio Nobel de Física 1997; Jean Dausset, Premio Nobel de Medicina 1980; Renato Dulbecco, Premio Nobel de Medicina 1975; Gerald M. Edelman, Premio Nobel de Medicina 1972; Richard Ernst, Premio Nobel de Química 1991; Edmond H. Fischer, Premio Nobel de Medicina 1992; Robert Fogel, Premio Nobel de Economía 1993; Jerome Isaac Friedman, Premio Nobel de Física 1990; Daniel Carleton Gajdusek, Premio Nobel de Medicina 1976

La Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y Fundación Premios Rey Jaime I, dos organismos mantenidos con dinero público, sin ningún objetivo ni implicación con el mundo universitario y económico, para mayor gloria de ciertos personajes.

Por cierto, ninguno de los que integran el Patronato de la Fundación Premios Rey Jaime I tiene nada que ver con la investigación y la ciencia, siendo la mayoría de ellos, cargos del PP