LQSomos. Mónica Oporto. Marzo de 2011.
Cuando los grupos cívico-militares derrocaron el gobierno de la viuda del Gral. Perón, tenían una clara idea: terminar con la influencia y la presencia de los grupos trabajadores organizados. La concepción liberal los llevaba a pensar una estrategia dura: terminar con el Estado intervencionista y benefactor.
Para eso tenían todo organizado para la transformación económica profunda. Se trataba de la reforma del Estado: garantizar la libre competencia, asegurar la apertura de la importación de manufacturas extrajeras, consolidar el dicho "más mercado y menos Estado". Como una especie de preámbulo que recitara los principios liberales.
La figura encargada de llevar adelante estas medidas fue José Alfredo Antonio Martínez de Hoz. La idea concreta era lograr la concentración de la riqueza en manos de unos pocos grupos empresarios locales y extranjeros. Los cambios desnacionalizarían la economía y provocarían la pérdida de fuentes laborales en detrimento de la mano de obra trabajadora. Y sería el Estado el encargado de llevarlo adelante, por lo que les venía "de arriba" a los grupos que se iban a beneficiar, porque el Estado tenía el monopolio de los medios de represión que de los que iba a echar mano para enfrentar la protesta que se vendría. Los trabajadores tenían en claro qué se estaba jugando: el destino del futuro del país.
Cuando Martínez de Hoz asumió el cargo (2 de abril de 1976) anunció las medidas elaboradas y maduradas de tiempo atrás en su "Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía argentina" fijado para "modernizar" a nuestro país.
A través de este programa se destruiría el aparato productivo en beneficio del capital internacional.
Una de las primeras medidas congeló los salarios durante tres meses, y en ese contexto inflacionario, significó una caída del salario real del 40%.
Como complemento se puso en práctica la liberación de precios, la eliminación de los tipos de cambio múltiples y, en suma, el repudio al intervencionismo estatal en la economía. Quedaba en evidencia cuál iba a ser la variable de ajuste del plan: los trabajadores. Martínez de Hoz puso bien en claro que debía suspenderse toda actividad de negociación salarial entre los sindicatos y los empresarios. Había que asegurar la apropiación de la ganancia para el gran capital.
La industrialización trunca
Menos de un año y la reestructuración de la economía argentina de manos de Martínez de Hoz y su equipo de Chicago Boys habían logrado desplazar del orden de prioridades la industria y el mercado interno. En su lugar florecían las actividades especulativas financieras y los grupos empresarios ligados al endeudamiento externo.
La reforma financiera liberó la tasa de interés y los controles, en la búsqueda de atraer por este medio los capitales extranjeros a los que se les garantizaban los depósitos (es decir la devolución de los fondos invertidos en caso de quiebra).
Se produjo la "gran bicicleta" financiera: estaban los que habían perdido sus fuentes de trabajo y los que, si tenían ahorros, los "invertían" en la especulación. Los bancos se beneficiaron enormemente que concentraron la parte más sustanciosa de la economía. Tal fue el grado de beneficio que lograron que he aquí, a continuación, la solicitada que la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) publicaba a un año del golpe de Estado en “El Cronista Comercial”
“Un año después”
“Frente a la magnitud del daño que se había inferido a las instituciones, a la economía y, mas grave aún, a las conciencias, pues se había llegado a confundir y corromper ideológicamente a parte de nuestra juventud, la ruta emprendida ha de ser necesariamente larga y difícil. Sobre la marcha, surgen obstáculos impredecibles o atrasos inesperados.
En el área económica, en la cual se desarrolla nuestra actividad profesional, nos encontramos:
1) Al borde del estado de cesación de pagos internacionales
2) La Inflación había alcanzado el nivel previo a la inminente destrucción de nuestro sistema monetario y financiero
3) La vida económica se desenvolvía bajo el signo del desabastecimiento y el mercado negro
Aquella situación aparece hoy totalmente superada en cada uno de esos sectores críticos.
Por parte, deben destacarse las relaciones del gobierno en el campo de los cambios estructurales. Nos incumben especialmente algunos que, a nuestro juicio, van construyendo el marco jurídico que hará posible e impulsará una gran transformación de nuestro sistema financiero que podrá así contribuir decididamente al futuro progreso económico. Tal carácter tiene, por ejemplo, la ley de descentralización de los depósitos y la ley de entidades financieras.
Los logros alcanzados, mirados desde la óptica de nuestras expectativas, pueden ofrecer blanco para las objeciones. Ello es inevitable. Pero esas relaciones aparecen como formidables si las contemplamos con referencia a la desintegración social a la que nos veíamos enfrentados. Sería injusto el no valorar lo hechos. Más aún, sería suicida el perder los esfuerzos realizados, desaprovechar los sacrificios hechos.
El país ha elegido su destino. No es tiempo de desalientos, ni de egoísmos ni, menos aún, de comportamientos antisociales; sino de persistir con energía, conducta y fortaleza en el camino tomado. La tarea es de todos, pero una responsabilidad muy especial le cabe a los empresarios. Tenemos conciencia cabal de ello y los bancos agrupados en ADEBA nos comprometemos a no soslayar esa responsabilidad.
El país se encuentra desde el 24 de marzo de 1976, solo frente a la dura y cruda realidad. A partir de ese hecho aspiramos a construir, solidariamente, una sociedad más digna, más dinámica, capaz de una conducta socialmente constructiva y con mayor energía histórica.” (DE: http://nuestrahistoria70.blogspot.com/2008/12/b057-opiniones-de-grupos-de-ciudadanos.html=
Con respecto a la apertura económica, con la eliminación de la protección de la industria local se produjo una masiva importación de productos extranjeros. La importación de productos que entraban en competencia con la producción local, se disfrazó bajo el slogan de "la competencia mejora el producto". A través de propaganda televisiva se "trabajó" sobre este tema:
LA HISTORIA DE LA SILLA Y LA COMPETENCIA DE LOS IMPORTADOS
Productos llegado de otras latitudes, con el sellito inconfundible del "made in" colaboraron en el proceso de desindustrialización. La caída de la producción elevó la mano de obra desocupada.
La deuda y la plata dulce
La deuda fue la hipoteca del futuro nacional. Los capitales acumulados estaban a la espera de oportunidades para lograr más acumulación. La gran oportunidad eran los tomadores de créditos pero no cualquier país "calificaba" para ese "beneficio". Argentina había intentado durante el gobierno peronista acceder a un crédito que le fue negado, sin embargo ni bien asumió Martínez de Hoz el crédito "se destrabó", lógico, habían cambiado las condiciones y estaban todas a favor del gran capital.
Los empresarios, para demostrar cuán "modernos" eran se endeudaban masivamente en el extranjero para inversión en actividades productivas pero más para la especulación financiera: se tomaban créditos externos baratos y los representaban a tasas más altas dentro del país, con ganancias rápidas y extraordinarias que solían ser remitidas a cuentas en el exterior.
Esa fue la gran bicicleta especulativa que terminó en un crisis financiera enorme. En 1980 se produjo el crac bancario: el BIR (Banco de Intercambio Regional) quebró junto a otros bancos. La "corrida financiera" originó que los ahorristas corrieran a retirar su dinero y que las instituciones financieras no pudieran cumplir con los compromisos, por lo tanto debieron pedir más dinero al exterior. Muchas empresas que avían contraído deudas en dólares, el gobierno -a través del Banco Central de la República Argentina- absorbió las deudas nacionalizando la deuda externa de muchas de estas empresas. Aumentó la deuda pública...
La estatización de la deuda externa privada benefició a grupos económicos como el grupo SOCMA (grupo MACRI, del cual Mauricio fue su vicepresidente hasta el 2003. En 1975 los Macri poseían siete empresas. Al concluir la dictadura militar tenían cuarenta y seis. La familia es parte de lo que se conoce como la “patria contratista”: genera sus ganancias a partir de negocios con el Estado, al que poco a poco van exprimiendo. Socma se benefició con la licuación de los pasivos empresarios –e hizo un intenso lobby para lograrlo-. Esa estatización de la deuda externa privada, realizada por Domingo Cavallo al asumir en el Banco Central en 1982, permitió que la deuda que las empresas tenían por haber pedido dólares a la banca internacional, pasase a ser considerada como deuda externa pública, es decir de todos. Los Macri fueron uno de los grupos económicos más beneficiados con esa medida.
La deuda pública pasó de 15647 millones en 1981 y no produjo, de parte del empresariado beneficiado, ningún tipo de contraprestación.
Eso sí, Argentina sería "visitada" de forma periódica por misiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para "monitorear" presupuestos, fijar "gastos" e "inversiones", es decir, imponían los ajustes. Fueron los verdaderos gobernantes de Argentina durante décadas.
Este panorama económico muestra procesos de endeudamiento pero sin industrialización, transferencia de ganancias al exterior y de trabajadores fuera del circuito económico que pasaron a formar parte de la gran masa de desocupados o subocupados. Una tendencia difícil de revertir pero no imposible. Un descalabro producido en pocos años por parte de un sector minoritario que se quedaría con todos los beneficios y la acumulación de ganancias, pero que implicaría mucha voluntad política y años de trabajo para revertir.
El proyecto económico de la dictadura fue un proyecto de crecimiento al servicio del capital exterior.