LQSomos. “Chito”. Octubre de 2011.
En recuerdo de los últimos asesinados por el franquismo…
Con motivo del trigésimo sexto aniversario de los fusilamientos del 27 de Septiembre de 1975, tuvo lugar en la librería-café “La Fugitiva” en Madrid, el pasado 29 de septiembre, una charla en recuerdo de aquellos dramáticos acontecimientos.
A las ocho de la noche la librería estaba abarrotada de público y varias personas tuvieron que seguir el acto desde la calle o a través de las ventanas. Intervino en primer lugar Rafael Seco de Arpe, por aquel entonces militante del FRAP y que narró, como vivió aquel verano desde el aparato de propaganda en el que ejercía su militancia junto a Ibáñez y a Pito (Ramón García Sanz). Describió el lado humano de Ramón y de Ibáñez y la dureza de aquellos tiempos, con apenas diecinueve años, separados de familiares y amigos, y compartiendo soledad y angustias, en un piso medio vacío de la localidad de Coslada. “Un buen día Pito se fue a ver a un familiar que tenía en Aragón, un hermano creo, y no le volvimos a ver. Apareció en las portadas de los periódicos acusado de haber participado en la muerte de un Guardia Civil. Ibáñez y yo nos quedamos de piedra”. Relató la tensión en que vivieron la vigilia del crimen, pues sabían que Ramón estaba solo. Un funcionario se saltó las normas de la prisión y estuvo toda la noche con él, acompañándole durante algunas horas. La casualidad hizo que ese funcionario y Rafael se conocieran muchos años después y este tuvo la oportunidad de agradecer el gesto de humanidad que tuvo hacía su camarada.
A continuación intervino Mª Isabel Pérez Alegre, también militante del FRAP de aquella época y detenida en Octubre del 75, que hizo un esbozo de la situación política de entonces y de lo que significó la lucha del FRAP.
El tercero en intervenir fue Pablo Mayoral Rueda, superviviente de los consejos de guerra sumarísimos en los que se dictaron las sentencias de muerte. Se centró en resaltar la ferocidad del segundo consejo, en el que fueron condenados Ramón García Sanz y José Luís Sánchez –Bravo Sollas. Aludió también a la prematura muerte de algunos de los que fueron conmutados, “quizás tanto sufrimiento influyese en su salud” y a los que dedicó unas emotivas palabras.
Se repartieron fotografías de los detenidos y de las portadas de los periódicos de la época.
El acto acabó con unas estrofas de una canción de Luís Eduardo Aute, recitadas por Rafael Seco:
Después de todo aquello,
De estar entre la espada y la pared
Cómo olvidar de pronto
Aquellos años en Carabanchel
La taquicardia y el miedo
Cuantos momentos de pasarlo mal
Fue una carnicería
Aquella guerra por la libertad.