12 jun 2011

Todos podemos ser Anonymous

LQSomos. Nicola Lococo. Junio de 2011.

El fenómeno global “Anonymous” iniciado en la red consistente en acordar vagamente objetivos comunes merecedores de padecer la furia colectiva de un ciberataque que cada cual, por su cuenta y riesgo, asume llevar a cabo bajo la común etiqueta, hace tiempo que ha trascendido la realidad virtual de las páginas Web, interactuando con igual estrategia en el tejido espacio-temporal. Tanto es así que, la misma OTAN ha tomado cartas en el asunto declarando abiertamente a esta amorfa organización, “Enemigo potencialmente peligroso” paso previo para identificarla como Terrorista y poderla perseguir con nuestro beneplácito.


Y es que, la ciudadanía, perteneciente a la especie “Sapiens Sapiens”, desembarazada del yugo académico de toda institución docente que oprime y mengua la capacidad cognitiva de cualquiera, aprende más rápido por su cuenta, pero no lo que conviene interiorice para convertirla en rebaño y sí, el fruto del árbol prohibido que jamás fue la inocente manzana, como se cuenta a quienes nunca han leído el “Génesis”, sino el Conocimiento liberador que nos hace plenamente humanos.

El “Anonymous civil” opera evidentemente de modo anónimo: Alguien con la precaución de no ser localizado, cuelga en Facebook, Foro, o Blog, un caso concreto cuyo relato es extrapolable a una problemática social como pudiera ser que una compañía de telefonía le ha cobrado dos veces la factura de Abril. Expuesto el problema, se propone realizar un conjunto de acciones realizables por cualquiera, en todo momento y desde cualquier lugar, como pudiera ser, saturar las centralitas de los números gratuitos de la compañía preguntando educadamente por el caso, realizando altas pero sin llegar a confirmarlas, devolviendo recibos bancarios, o mejor aún, revocar la domiciliación de los recibos, para ponerles trabas en lo sucesivo.

Por el momento, las medidas más conocidas que no las más extendidas, se limitan a las famosas quedadas repentinas para concentrarse aquí y allá de las que se hacen eco los medios; Pero ya se han detectado movimientos llamando al boicot de ciertas marcas a las amas de casa; Convocando la gente para que acuda a ponerse hasta las botas en las franquicias de comida rápida para marcharse ¡todos a una! sin pagar; Promulgando la gratuidad del metro en fecha y hora concreta para que todos viajen sin billete; Animando al asalto de grandes superficies, pillando por sorpresa a las Fuerzas de Seguridad que desbordadas, se ven ineficaces contra estas avalanchas organizadas por entidades como Asambleas de parados, Sin techo, Colectivo de desahuciados, Okupas…que para colmo, cuentan con la comprensión, el aplauso y admiración de una población cada vez más temerosa de caer en la miseria y por consiguiente más solidaria.

Estos mecanismos de autodefensa civil, todavía silenciados por los medios de incomunicación, son de sencilla ejecución colectiva pero de compleja realización individual. Por ello, muchos han comenzado a contribuir con su pequeño granito de arena en lo que se ha dado en llamar, “Extensión del sufrimiento” aportando datos relevantes de los poderosos para que el seguimiento les haga sentir en sus nucas el aliento de cuantos tienen muy jodidos en sus vidas, como puede ser colgar en la red sus caras con una leyenda de los millones llevados a Suiza, el número de empleados despedidos por su empresa, los sobornos recibidos, dónde tiene sus propiedades, dónde le gusta comer, irse de vacaciones, la escuela de sus hijos, la peluquería de su mujer...seguimiento realizado con la misma tecnología usada contra nosotros en tiempo real; En este orden de cosas, también el deterioro premeditado de productos en comercios para que quede claro que si nosotros no lo podemos comprar y disfrutar, nadie podrá hacerlo, al menos con la tranquilidad que ofrece la famosa Paz Social que sólo puede obtenerse cuando hay un equitativo reparto ¡No del trabajo! como les gusta proclamar a los sindicatos del crimen, sino de ¡la riqueza! va ganando adeptos por momentos,  muy en sintonía con los lemas con los que Anonymous finaliza sus comunicados ¡No perdonamos! ¡No olvidamos! ¡Somos legión!

De cómo la policía detuvo a “personas normales” por administrar un chat y les comparó con Al-Qaeda