8 abr 2011

El negrito Obama está resultando igual o peor que el blanquito yanqui Bush

LQSomos. Pedro Echeverría V*. Abril de 2011

 

1. Muchos votaron en 2008 por Obama y otros tuvieron esperanzas en que al ser un presidente negro –heredero de las grandes luchas de sus de sus abuelos y bisabuelos, de las organizaciones que sufrieron desprecios, persecuciones, cárceles y muertes- haría que las cosas cambiaran radicalmente en los EEUU y que su política internacional también beneficiaría a los países sometidos por Bush a invasiones y guerras. He escrito decenas de artículos sobre el gobierno de Obama y nunca he encontrado alguna posibilidad que las cosas sean diferentes a las políticas imperialistas anteriores. Se pensó durante la campaña que EEUU “estaba irremediablemente destinado” a ser distinto puesto que se jugaban la Presidencia un negro y una mujer (Hillary Clinton); sin embargo, como podrá verse si Obama pertenece a las “palomas” que aparentan ser pacíficos, la Clinton pertenece a los guerreristas “halcones”. Pero los dos se complementan.

2. En EEUU cualquier gobernante: blanco o negro, joven o viejo, del partido demócrata o republicano, hombre o mujer, son lo mismo: los poderosos monopolios petroleros, los productores de armas, los negociantes de las finanzas, los bancos, las bolsas, les otorgan la presidencia para defender los intereses de las grandes empresas transnacionales e imperialistas. Ellos nunca han tenido preferencia por algún país, por más incondicional o vecino que sea, porque sus intereses –calculados y técnicamente planeados frente a los mapas- son continuar con el dominio mundial. Lo que hoy hace Obama: bombardear Afganistán, seguir ocupando Irak, amenazar a Irán, dar golpe de Estado en Honduras, seguir ocupando Guantánamo, colocar bases militares en Colombia y bombardear Libia –por más que los medios de información quieran disfrazarlo- es la simple continuidad del gobierno asesino de Bush y éste de Clinton y así sucesivamente.

3. Los aviones occidentales, con o sin pilotos, que bombardean desde hace casi dos semanas objetivos militares en el país africano libio parecen tener dificultades para lograr una cohesión internacional clara para derribar del poder al líder Muamar Gadafi. Con el objetivo de adueñarse de la gigantesca riqueza petrolera y ocupar posiciones militares estratégicas, la coalición internacional de una decena de países, encabezados por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, hablaron con una sola voz para decir que tras los intensos bombardeos “no hay nada ganado” y que la guerra debía “continuar (…) hasta que se alcancen los objetivos de la ONU y la OTAN, es decir que las poblaciones civiles ya no estén amenazadas”. Según Italia, 35 países se unieron a ellos para decir que el problema principal era el coronel Gadafi y que éste tenía que abandonar el poder, incluso si este objetivo no figura en ninguna resolución de la ONU.

4. Por eso Hugo Chávez, el gobernante venezolano que con más valentía ha enfrentado a los gobiernos de Bush y Obama, en su visita a Argentina fustigó la actuación de Estados Unidos y sus aliados, la OTAN y la Organización de Naciones Unidas (ONU), contra “un país pequeño como Libia, de seis millones de habitantes. Alertó que “el imperio” estrena formas de intervención, “generando conflictos violentos armados, con derramamiento de sangre y luego se presenta como el salvador y su acción es nada menos que bombardear sin piedad a los pueblos. Estamos viendo asombrados su nueva metodología, con tanto cinismo y tantas complicidades. Bombardean, invaden y reconocen que lo que quieren es derrocar a un gobierno. Pero silencian que es para adueñarse de sus riquezas naturales y convertirlo en colonia. “¿Qué clase de cinismo es este? ¿Quién puede creer esto? Es evidente que su objetivo es derrocar gobiernos, invadir y apoderarse de sus recursos.

5. La realidad es que los yanquis, desde hace un siglo, se meten en todos lados como si fueran “policía mundial”. Arman guerras en todos los países y continentes, destruyen miles de ciudades, pero su territorio nadie lo toca porque está blindado por mar y aire, aunque por tierra no lo hayan podido blindar. Pero el día que los árabes y gentes de otros países comiencen a estallar bombas y a realizar atentados en su territorio, ese día comenzará a dejar de ser tan agresivo y tan asesino. Mi imagino a los medios de información tan enloquecidos como cuando se derrumbaron a las Torres Gemelas de Nueva York. Entonces Obama y la Clinton comenzarán a cosechar lo que los EEUU han sembrado en todo el mundo desde hace más de un siglo. Y parece que es la única forma en que los gobiernos yanquis aprenderán a respetar la relativa independencia de los pueblos, el único camino que tendrán los pueblos para liberarse.

6. Mientras los yanquis sigan con las manos libres seguirán impidiendo los procesos de cambio que los países necesitan. Me dan risa aquellos mexicanos –sobre todo los políticos y de los medios de información- que en cada elección gringa califican de bueno o malo a los presidentes yanquis en función de si ayudan a México o no, sin importarles cómo traten al mundo. Piensan: “Si me dan a mí, no importa que estalle de hambre el mundo”. Ese pensamiento profundamente individualista y reaccionario, que el capitalismo impuso en la familia, la iglesia, la escuela y la sociedad es el que ha permitido que todos los gobiernos yanquis bombardeen, invadan, saqueen riquezas y nadie proteste; es el individualismo más acendrado. No ha habido gobierno yanqui alguno que –con cualquier pretexto- no busque impulsar guerras con el fin de vender millones de sus armas y luego saquear las riquezas del país derrotado e invadido.

7. Es doloroso que sigamos siendo víctimas del llamado “pensamiento único” que nos impone el capitalismo individualista por medio de la televisión y la radio. Un negro y una mujer –a pesar de la esperanza de cambio que mucha gente depositó en ellos- son igual de guerreristas, invasores y asesinos que todos los gobiernos de yanquis blanquitos anteriores. Esto demuestra una vez más –después de mil ejemplos- que donde las estructuras capitalistas (empresas transnacionales, petroleras, armamentistas de guerra, e imperialistas) son poderosas, los gobiernos son simples servidores de esos intereses. La batalla contra el gobierno norteamericano es fundamental porque si no se logra su debilitamiento y su derrota cualquier lucha que demos en nuestros países carece de posibilidades de transformación real y los ejemplos se cuentan por cientos. ¿Qué país, después de su revolución no ha sido endeudado, sometido y mediatizado?