10 mar 2011

Los detenidos relatan un caso de violación y graves chantajes

LQSomos. Oihana Llorente*. Marzo de 2011.

Mientras que Beatriz Etxebarria denuncia haber sido violada con un palo por la Guardia Civil, nada parecen tener contra Lorena López, que fue empleada como moneda de cambio para que su compañero sentimental, que terminó autolesionándose, suscribiera la declaración policial. Los jóvenes escuchaban en todo momento los lloros y los gritos de sus respectivas parejas, con las que eran chantajeados incluso, el último momento, de camino al tribunal especial.

Beatriz Etxebarria, Iñigo Zapirain, Daniel Pastor y Lorena López se recuperan en el módulo de aislamiento de la cárcel de Soto del Real del trato padecido a manos de la Guardia Civil. Ayer, veinticuatro horas después de abandonar el cuartel de Tres Cantos, pudieron estar de nuevo con su abogado de confianza, al que le relataron de forma más sosegada las duras sesiones de torturas físicas y sicológicas sufridas.

El acoso sexual ha vuelto a ser empleado en este operativo policial, especialmente contra Etxebarria, que denunció haber sido violada mediante la introducción de un palo en su cuerpo. Relató a su letrado que la subieron completamente desnuda a un taburete donde le esparcieron vaselina en el ano y en la vagina, y le introdujeron un palo.

La joven vizcaina indicó que le arrebataron la ropa de forma reiterada, y que en una ocasión le echaron agua fría sobre su cuerpo desnudo. Etxebarria, como el resto, permaneció todo el periodo de incomunicación con un antifaz y denuncia que, mientras le echaban agua en las manos, escuchaba un ruido que simulaban ser electrodos.

A Pastor también lo amenazaron con el empleo de estas descargas eléctricas, según denunció, y su letrado, Alfontso Zenon, comprobó ayer los restos que el pegamento de los parches han dejado en su cuerpo.

La aplicación de «la bolsa» también fue denunciada por Etxebarria y Zapirain; a este último incluso se la aplicaron de camino a la Audiencia Nacional para que allí se ratificara.

Los arrestados, a excepción de López, que refirió un trato mejor, denunciaron que las amenazas con sus familias, con el empleo de distintos métodos de tortura y con que no iban a salir vivos ha sido constante. Pastor destacó que las amenazas contra su persona no pararon ni ante las enfermeras del hospital, al que fue trasladado en dos ocasiones, ni en los calabozos de la Audiencia Nacional, donde los agentes de la Guardia Civil pedían a los policías españoles que custodian estos calabozos que les dejaran pasar.

Según los cuatro vizcainoa, más violento fue aún el chantaje que sufrieron con sus compañeras y compañeros sentimentales, -los cuatro detenidos formaban dos parejas-.

Zenon recalcó a GARA que en el mismo cuartel estuvieron todos muy cerca, por lo que escuchaban en todo momento los gritos, lloros e incluso los vómitos del resto. López además, oía cómo Pastor, su pareja, se golpeaba contra la pared y cómo era trasladado al hospital.

Pese a que suele ser habitual escuchar algo en los calabozos aledaños, el letrado remarca que no lo es tanto oir lo que ocurre con tanta nitidez. En el caso de López y Pastor, los guardias civiles les dejaron incluso estar juntos algunos minutos.

Zenon consideró que este hecho responde a otra artimaña para presionar a los detenidos. Cabe recordar que aludiendo estas presiones sobre sus compañeras sentimentales Pastor llegó a autolesionarse en dos ocasiones y que Zapirain ratificó ante el juez la declaración policial. Ayer se conoció, además, que debido a los gritos de Etxebarria, Zapirain sufrió varios ataques de ansiedad y pánico con gran dolor en el pecho.

Esta maniobra de presión es más espeluznante en el caso de López, que mientras que el sábado se conocía que la única acusación que pesa sobre la joven se basa en compartir con su compañero sentimental la vivienda de Galdakao, en la que después hallaron los explosivos, GARA pudo saber ayer que ni si quiera este extremo es cierto.

Arrestada para presionar

López sí fue arrestada en Galdakao, y no en Bilbo como difundieron las agencias de información, pero se encontraba en casa de su compañero sentimental de manera casual. Es más, ella compró hace escasos meses una vivienda en la capital vizcaína, en la que reside de forma habitual.

El hecho de que la única imputación contra ella sea fácil de desmontar hace pensar que su propio arresto tenía como único fin presionar a Pastor.