LQSomos. Julio Ortega Fraile. Febrero de 2011.
No cumple la normativa europea aplicable, pero sigue abierto. Hablamos de Vigozoo, un ejemplo de cómo cuando los políticos están detrás de alguna irregularidad, aquí sigue funcionando de cara a la galería el “ya, pero es que…” y el “no es lo que parece”. Y si encima las víctimas a las que el incumplimiento afecta son animales irracionales la impunidad está servida, porque ellas no pueden ni tan siquiera expresarse a través de los cauces establecidos al efecto por el ser humano. Es la indefensión en estado puro.
Nuestra sonriente Concejala Chus Lago, la alpinista que ha coronado las cimas más altas del especismo – véase su actitud frente a la Organización Proyecto Gato – afirma que el Zoológico de Vigo “es un referente a nivel estatal”. Lo que no se aclara es si constituye un paradigma de lo digno o de lo nefasto. Ella, sin duda, intenta transmitir que representa un arquetipo en positivo, pero la insobornable realidad se empeña en desmentir las manifestaciones de la edil.
Y como los hechos son más difíciles de maquillar que las declaraciones, baste con comprobar cómo después de habérsele concedido a dicho de Centro de Reclusión de animales un plazo de entre uno y seis meses para remitir la justificación documental de las mejoras exigidas - y de esto hace ya casi un año - sigue presentando carencias tales como un servicio de cuarentena adecuado, la falta de acondicionamiento de la zona de herbívoros, que permanece cerrada, o el hecho de mantener en soledad a animales para los que es indispensable vivir en grupo.
Sin embargo, la Consellería de Medio Rural, no ha tenido problema en renovar la autorización de apertura de este recinto dedicado a exhibir una colección de seres vivos encerrados para que algunas personas disfruten con ese remedo de criaturas salvajes. Y si ya es muy triste, además de injusto, que a unos animales se les prive de la libertad, costumbres y entorno que en derecho les pertenecen, resulta todavía más deleznable que se les mantenga prisioneros, y de forma legal, en un espacio que no cumple hasta el último punto de la ley que lo regula.
Sensibilidad o respeto por el bienestar de los animales no humanos son valores que en muy pocas ocasiones podemos esperar de los políticos, pero ya que a estas mujeres y hombres no les agita la conciencia el saber que hay seres encarcelados sin que hayan cometido delito alguno, al menos deberían de mostrar la decencia de respetar escrupulosamente la normativa vigente y mientras no sea así, no dar por bueno y válido lo que no es más que otra muestra del egoísmo y cinismo de ciertos mandatarios. Además de una burla hacia los ciudadanos.