3 ago 2011

La naturaleza

LQSomos. Zerimar Ilosit. Agosto de 2011.

Podemos asegurar que esta es la materia en todo su esplendor, diversidad, manifestación, plenitud y formas de movimientos. La unidad de la Naturaleza, la del mundo en general, consiste en sus materialidades. Por supuesto, la explicación científica de los fenómenos de la Naturaleza no tiene necesidad de recorrer a ninguna causa exterior, espiritual, divina como siempre nos lo han presentado las diversas religiones. La concepción natural de la Naturaleza no significa otra cosa que la simple comprensión de ella tal como se presenta, sin necesidad de acrecentarle extraños conceptos, como por ejemplo, teológicos.


Los idealistas declararon en su momento que la Naturaleza es una manifestación de la consciencia. Apenas el entendimiento humano pone orden y regula el caos de fenómenos que nos rodean. La Naturaleza es una forma de existencia del espíritu; el complejo de sensaciones de un sujeto. Ahora bien, la Naturaleza es una realidad objetiva que existe ahí fuera e independientemente de la consciencia.

Ella está en desenvolvimiento constante, perpetuo y no tiene ni principio ni fin en el tiempo y en el espacio. La materia inorgánica da inicio a la vida orgánica, a la materia dotada de sensibilidades. El hombre es una parte de la Naturaleza, su producto superior.

Gracias al descubrimiento de las leyes objetivas de la Naturaleza, gracias a los instrumentos de producción que fabrica, el hombre actúa sobre ella, la transforma, la domina. Del siglo XVI al XVIII reinó en las ciencias la idea de la inmutabilidad de la Naturaleza. Ahí el materialismo marcó el triunfo de la concepción histórica de la Naturaleza considerada desde el ángulo de su movimiento y su desenvolvimiento.

Conviene hacer un comentario sobre lo que durante generaciones se le achacó, el “espi-ritualismo”. Esta doctrina idealista según la cual el espíritu domina la Naturaleza. ¡Totalmente erróneo! Los espiritistas consideran el alma como principio de la vida, concebido y separado del cuerpo mortal. Por lo tanto, el espíritu como única substancia, en cuanto que el cuerpo, la materia natural, sería solamente producto de esa alma.

Los adeptos del espiritismo reconocen abiertamente que no tienen nada en común con la ciencia, después de esas manifestaciones… Dentro de esas condiciones niegan que la materia exista objetivamente independiente de la conciencia; repudian el conocimiento de la propia materia y lo substituyen por la creencia en los espíritus.

Como es sabido, el espiritismo se encuentra estrechamente ligado a la religión judío-cristiana con lo que denota misticismo. Veamos estas dos frases: “La fe inmutable es solamente aquella que puede encarar la razón cara a cara en todas las épocas de la humanidad”, y “Todos los espíritus están destinados a la perfección, y Dios da los medios de alcanzarla por intermedio de la reencarnación”.

En la actualidad los que más destaca son los denominados espiritistas que se basan en la Biblia. Invocación del espíritu, mesas giratorias y demás charlatanerías. Dentro de toda esa “espiritualidad” algunos se esfuerzan para revestir sus elucubraciones idealistas y religiosas de forma más modernas acordes con los tiempos, llegando hasta compararlos como “científicos”. Todo es superstición, lo absurdo dentro de lo absurdo, siempre lo ha sido, hoy ante el mundo que nos rodeas con sus ciencias, a pesar de que muchas son prejudiciales por la manipulación humana, la ciencia es la única que nos da respuestas pues están catalogadas dentro de la propia Naturaleza.