Coordinadora Republicana de Madrid
14 de abril de 2011
Un 14 de abril como el de hoy en Madrid, hace 80 años, el pueblo desencadenó sus ansias de libertad y de justicia y, al igual que en otras ciudades y pueblos, encarnó su poder soberano y proclamó la República.
Ocho décadas después hay muchas más similitudes de las que parecen entre la situación que tenían los hombres y mujeres de entonces y la que vivimos ahora.
También entonces el capitalismo había generado una gravísima crisis económica y, como hoy, millones de trabajadoras y trabajadores desempleados, sobre todo los más jóvenes, carecían de futuro.
Ahora como entonces los empresarios, banqueros y terratenientes con el rey Borbón a la cabeza, los que en medio de la crisis tienen más beneficios que nunca, junto al gobierno que les representa, no dejan de descargar sobre la espalda de la clase obrera recorte tras recorte de derechos sociales y laborales y de servicios públicos.
También hoy una Iglesia corrupta, comprometida hasta la médula con los sectores más retrógrados, llena sus arcas con fondos públicos y utiliza la financiación que recibe y que sale de nuestros impuestos para asegurarse el tesoro más preciado: domesticar las mentes de la infancia y la juventud.
Ahora también, con un Borbón como Jefe de las Fuerzas Armadas, el Ejército español actúa al servicio de la rapiña de las grandes empresas atacando a los países cuyos gobernantes no se les someten lo suficiente.
Hoy, para mayor escarnio, el ataque lo dirige un gobierno PSOE, con siglas de izquierda y que ganó unas elecciones al grito de “No a la guerra”. En estos días, el imperialismo europeo y estadounidense ha decidido profundizar abiertamente en la guerra y el saqueo de los pueblos árabes. El Estado español, parte integrante de la OTAN, brazo armado del capitalismo occidental, es partícipe del genocidio que el imperialismo está llevando a cabo en Iraq, Afganistán, Palestina o, recientemente, en Libia.
Los pueblos del Estado español, que recibieron la más bella muestra de solidaridad internacionalista en defensa de su República, no pueden dejar de condenar la agresión imperialista y mostrar su solidaridad con el pueblo libio y por su soberanía.
La Transición, una jugada de trileros
Treinta y cinco años después de lo que llamaron “Transición modélica” nos encontramos que, como en una jugada de trileros, se cambiaron algunas fichas de sitio para que siempre perdieran los mismos. Se cambió algo para que no cambiara nada.
Nos dijeron los que en nombre de la clase obrera y de los pueblos firmaron los Pactos de la Moncloa que “no se podía hacer otra cosa” y el resultado es que nos colocaron a un rey designado por Franco, como máximo valedor de las oligarquías corruptas y retrógradas. Frente al potente movimiento obrero y popular que luchó contra la Dictadura, nos encontramos hoy con una izquierda casi desaparecida y unas cúpulas de los sindicatos mayoritarios que han olvidado los intereses que representan.
Hablaron de “reconciliación” para amnistiar los crímenes de la Dictadura, sin que hasta la fecha la vergonzosa Ley de Memoria Histórica haya anulado ni una sentencia dictada por los tribunales fascistas, ni siquiera las del 27 de septiembre de 1975, las de Miguel Hernández, Julián Grimau o los anarquistas Granados y Delgado.
Nos contaron que habría libertad y hoy más que nunca se reprime al movimiento obrero que resiste y a jóvenes estudiantes, antifascistas o independentistas. El mismo Estado que es condenado por tribunales internacionales por la aplicación generalizada de la tortura pretende seguir manteniendo sin derechos civiles y políticos a cientos de miles de vascos y vascas y con cualquier organización que cuestione el orden establecido.
¿Hasta cuándo vamos a seguir con los brazos cruzados mirando lo que sucede? Es necesario decir ¡Basta ya!
El gravísimo retroceso en derechos sociales y laborales decidido por el gobierno PSOE, y que el PP se dispone a continuar, tiene lugar mientras la patronal de la banca y las grandes empresas se reparten mayores beneficios que nunca - ¡50.000 millones de euros el último año! - en gran parte procedentes de fondos públicos. La corrupción política penetra en todas las administraciones y aparatos del Estado, empezando por la Casa Real.
El denominado “pacto social” es una de las mayores expresiones de la podredumbre política y hasta moral de la monarquía constitucional. El “pacto social” es la agresión institucionalizada sobre el conjunto del pueblo, la coartada para el expolio de los derechos históricos de los trabajadores. El “pacto social” es, en definitiva, la estrategia de sometimiento a los intereses de la oligarquía empresarial.
Las organizaciones republicanas que convocamos esta manifestación creemos que estos hechos ponen de manifiesto el verdadero carácter del régimen surgido de la Transición, que dejó intacta la esencia de la Dictadura franquista y que dejó a la clase obrera y a los pueblos sin referente y sin proyecto político.
Desde hace más de treinta años nos han engañado diciendo que la Constitución de 1978 amparaba derechos económicos y sociales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a pensiones dignas, a la sanidad y educación públicas y de calidad, y tantos otros, que son – evidentemente – papel mojado.
Los “derechos democráticos” siguen el mismo camino. Están siendo pisoteados porque la represión es su única respuesta ante lo que más les preocupa: que la clase obrera y los pueblos se organicen y luchen.
Eso es precisamente lo que proponemos. El pacto social no lleva más que al debilitamiento progresivo de las trabajadoras y trabajadores y a retrocesos sin fin de sus derechos frente a un capital insaciable y a un gobierno a él supeditado.
Llamamos a la lucha por un programa común “Por la República” que debe incluir:
· Derogación de la Constitución de 1978 y apertura de un proceso constituyente que parta de la ruptura con la legislación e instituciones del régimen y cuyo desarrollo contemple una consulta popular para elegir libremente entre Monarquía y República. Salida de la OTAN y desmantelamiento de las Bases. Separación absoluta de la Iglesia y el Estado; por un Estado laico.
· Nacionalización de la banca y de todas las empresas estratégicas como energía, comunicaciones, transporte, industria farmacéutica básica, etc. Todos los recursos naturales deben ser de propiedad pública. Reforma agraria. Reforma fiscal progresiva. Educación, sanidad y servicios sociales exclusivamente públicos. No a la financiación pública de la empresa privada. Vivienda social pública y paralización de los desahucios. Protección social completa para todas las personas desempleadas. Igualdad de la mujer trabajadora.
· Derecho de autodeterminación para todos los pueblos y naciones oprimidas. Libertad de expresión, de reunión, asociación, manifestación y acción política. Derogación de la Ley de Extranjería y plenos derechos para todos los trabajadores extranjeros.
· Contra la impunidad de los crímenes de la Dictadura. Anulación de las sentencias de los tribunales fascistas. Verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo. Eliminación de toda la simbología fascista en lugares públicos.
· Libertad para todos los presos políticos antifascistas, comunistas, anarquistas e independentistas y amplio indulto para los presos por causas que tienen su origen en las desigualdades sociales. Derogación de la Ley de Partidos. Disolución de la Audiencia Nacional, de los tribunales militares y de los cuerpos represivos, así como depuración de responsabilidades de los torturadores y de los implicados en la guerra sucia.
El 80 aniversario del 14 de abril de 1931 nos recuerda que la República la engendró el pueblo, que ella es el marco más democrático posible y que es el que proporciona las mejores condiciones para la emancipación de la clase obrera y de los pueblos. Por ello debe formar parte esencial de sus reivindicaciones y de sus luchas.
Reivindicamos no sólo la memoria de quienes se dejaron la vida, la juventud y la libertad en la lucha contra el fascismo, sino su derecho a ver realizados sus proyectos de justicia y emancipación que hoy, nosotras y nosotros, encarnamos.
La fuerza de su memoria y la conciencia de que sólo los trabajadores y los pueblos podemos engendrar alternativas de vida y dignidad frente a la barbarie que el capitalismo nos prepara, nos enseñarán a alumbrar el único camino posible de unidad y de lucha hacia la III República.